Así estoy yo...Majara perdida

jueves, 26 de mayo de 2011

Limonada







Decía el diario que: “ un incendio convirtió ayer en cenizas una tienda de ropa. Las llamas afectaron a tres pisos superiores y obligaron a desalojar a los cinco miembros de una  familia que fueron trasladados a Sant Pau por inhalación de humo. Los bomberos descartaron daños en la estructura del inmueble.”

El diario no explica el pánico que sintieron esas cinco personas al despertarse rodeados de humo y correr despavoridos a refugiarse en la galería dónde aterrados buscaban pañuelos con que protegerse del humo haciendo cosas estúpidas cómo poner en marcha la lavadora o abrir el arcón congelador para conseguir agua que hiciera más soportable el dolor de respirar.
Yo si puedo explicarlo porque jamás olvidaré esos 40 minutos de espera hasta que los bomberos abrieron la puerta y nos sacaron uno a uno de casa.  En pijama, aterrados, descalzos, con los ojos llorosos y las gargantas arrasadas. Mi hija pequeña duerme pegada a mi. Hoy me ha dicho: Te he dejado dormir mejor hoy, no, mami?   Yo le sonrío, claro cariño mientras intento contabilizar cuantas veces mi nariz olió humo y pese a decirme a mi misma que todo en mi casa huele así me tuve que dar un paseo por casa asegurándome que no había fuego.

Redecoro mi vida, vacío uno a uno mis armarios para lavar toda la ropa que apesta a humo. Limonada: qué bien, me van a quedar los armarios limpios y ordenados de morirse…cuando pueda llenarlos, claro. 
Tiro las cortinas chamuscadas y con hollín. Limonada: estupendo cortinas nuevas, cristales nuevos, persianas nuevas.
Friego el suelo una y otra vez obteniendo invariablemente negro nuclear. Limonada: cuando dé el último fregote el suelo relucirá y la casa será más grande porque el suelo va a rebajarse a base de fregarlo.
Estoy nerviosa, tensa y me asusto con los ruidos bruscos, los movimientos inesperados y las sirenas en la calle hasta las lágrimas. Limonada: puedo quedarme en casa y actualizar mi blog.
Doy gracias al universo por haberme hecho tomar la rápida decisión de dejar a mi madre en la residencia. Todo podría haber sido mucho peor. Limonada: los problemas con ella han quedado en un plano muy lejano,  volveré a preocuparme, pero tardaré un largo tiempo.


Nos recuerdo en menos de un metro cuadrado entre el congelador y la lavadora y pienso que sea quien sea quien me está enviando los limones se los puede meter donde le quepan.

 
No quiero más limonada. Quiero dormirme ya y despertarme bebiendo horchata.


3 comentarios:

Ana, princesa del guisante dijo...

Joder

Maldita limonada

Ya vale, nena.

Lo siento de veras. No, de lo de tu madre, me alegro.
Un beso grande

pepi dijo...

Uf que mal, siento lo que os ha tocado vivir, y se de lo que hablo porque me ha pasado.

Espero que se termine la limonada.

Besos

Lou Perea dijo...

No volveré a mencionar esa frase, madre mía qué susto, hoy por hoy me quedo con la horchara.
Besos

Lou