Primera escena.
Hace unos días contestando un correo afirmaba: “no tengo fe en las palabras, ni tampoco tengo esa otra fe de la que tú disfrutas…” Después de enviarlo, además de cansada (fue difícil para mi plasmar lo que sentía) me quedé pensando: Puaggg, que negativa, es que no creo en nada?
Segunda escena.
Uno de esos días felices en los que me toca a mí llevar a los niños al cole me contaba mi hija mayor:
-A XXXX no la dejan disfrazarse sus padres, no tiene ni un disfraz. Para carnestoltes como va sola al cole salió con el uniforme y en la calle se cambió con ropa que le dejó una amiga….- se veía claro que mi hija no se explica (yo tampoco, ya que estamos) una ¿religión? que por lo visto no admite las fiestas, los regalos, ni los disfraces – es que ellos no creen en carnestoltes – afirmó con asombro.
Mi hija pequeña que no pierde comba aunque la lleves a rastras intervino:
- A XXXX tampoco le disfrazan, se lo tuvo que prestar la “señu” el día de carnaval – yo anoté en mi mente que tengo que revisar a qué colegio van mis hijos.
Y un poco agobiada y temerosa preguntó:
- Mamá tú si crees en el carnaval verdad?
- Claro!!!!!! – contesté riendo, y de pronto cogí carrerilla – Yo creo en el carnaval, en la noche de Sant Joan, en la Navidad, el niño Jesús y los Reyes magos. Creo en los duendes, creo en los dragones, creo en las hadas y sobre todo creo en la magia.
Ya en el metro la línea amarilla me regaló uno de esos trayectos lentos, cansinos y cuando vas con prisa estresantes en los que te da tiempo a componer mentalmente lo que vas a hacer el resto del mes, pero yo me lo pasé pensando que no está tan mal. Puede que no crea en la fuerza de las palabras como alivio y cura, ni tampoco en Dios, pero conservo en el alma un millón de creencias absurdas que no sirven para mucho pero me hacen más interesante, a saber:
Creo que a las mujeres nos la metieron doblada al hacernos creer que nos íbamos a realizar mucho más trabajando fuera de casa; no reniego de la independencia que proporciona un sueldo propio, pero no acabo de ver claro si no me realizaría exactamente igual cocinando unas lentejas. Hoy por hoy más que más realizada lo único que me siento es mucho más cansada… (y que me perdonen todas las feministas del mundo esta muestra de debilidad flagrante)
Creo que hay libros que enganchan desde la primera línea que mis ojos ávidos devoran en un segundo convirtiéndose en fuente inagotable de satisfacciones, y que, cuando eso ocurre, un escalofrío me recorre la espalada al anticiparlas. También creo que esa voz cascada de fumadora indolente que a veces me dice: “Solo hay un mundo” es la voz de la tía Magda… cuando los personajes de un libro te hablan significa que has leído demasiadas veces esa novela :-D
Creo que Eladio fue una de las mejores cosas que se me han ocurrido en este mundo, y que durante un tiempo se convirtió en un segundo par de ojos para mirar la vida enriqueciendo la perspectiva, además de darle el nombre a mi niña Candela.
Creo firmemente que cada mañana es una nueva oportunidad. Aunque a las doce de la mañana ya la hayas perdido puede rebrotar de golpe a las seis de la tarde, nunca se agota.
Creo que a veces utilizamos descuidadamente las palabras. Que decir “te echo de menos” significa que debes interrumpir lo que estás haciendo en ese mismo instante y escapar móvil en mano rezando: “Tiene que ponerse, tiene que ponerse…” porque no resistes un segundo más sin oír su voz; que decir ”ausencia” es hacer lo mismo que cuando dices “te echo de menos” y encontrarte mirando el teléfono llorando al comprender una vez más como si fuera la primera que no va a contestarte porque ya se fue para siempre y que para siempre es una palabra que hay que utilizar con exquisita prudencia porque no llegamos a imaginar cuán largo puede resultar.
Creo que cada año el jueves Santo tengo una cita ineludible en San Cayetano y que por absurdo que parezca yo sé que él está allí.
Creo que la risa de mis hijos es, junto a su voz, lo que más me gusta escuchar y que sólo por oírla han conseguido arrancarme una vena “gansa” que no sabía que tuviera dentro.
Creo que la vida sigue siendo bella cuando uno cree en ella con pasión.
…Creo en muchas cosas más, sobre todo en que nunca, nunca, conseguiré escribir una nota breve y también que hoy, como todos los días, como todos los que vendrán me jugaría la primavera por tenerlo delante...
1 comentario:
Me jugaría todas mis primaveras porque le volvieses a tener delante. Te recuperaría y recuperaría mi capacidad de hacerte notar cuánto me importas y cuánto pienso en ti y cómo eres parte de mi vida. Te debo algunos de los momentos más felices de mi vida y sé que no he sabido estar a tu altura, pero no sé cómo, no puedo... y no pasa un sólo día en que no me lo recrimine. Te daría todas mis primaveras...
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